Goeritz y la Atlantic Richfield Company


Mathias Goeritz mantuvo una estrecha relación con la Atlantic Richfield Company (ARCO). Esta empresa incorporó a su colección permanente de la 36ª planta de la Atlantic Richfield Tower de Philadelphia, EUA, cuatro piezas de Goeritz:
Gold Screen (Model of Gilded Screen) , Shadow Wall (Wood Disc. Mural), The Big Dipper Constellation (Bronze) y Message (Collage Gilded Steel).
Asimismo, el arquitecto decoró el vestíbulo de las oficinas de Los Angeles, California.

La especialista Graciela Schmilchuk escribe a propósito lo siguiente:


«Los nexos de Mathias Goeritz con el Dadá y el Bauhaus se reforzaron, años después de la desaparición de esos movimientos, por su amistad con gente como Richard Huelsenbeck y Herbert Bayer. Este último fue alumno de la primera generación en la escuela del Bauhaus en Weimar y ahora, al igual que el arquitecto Walter Gropius, fundador de la escuela del Bauhaus, se había convertido en ciudadano norteamericano. Bayer asesoraba en materia de arte a la Atlantic Richfield Company (Arco), una de las más grandes corporaciones petroleras y mineras de los Estados Unidos. Arco no solo es una gran coleccionista de arte sino que dentro de su programa de promoción cultural está el Aspen Institute for Humanistic Studies, instituto de investigación y promoción de las artes y las ciencias humanísticas. El Instituto de Aspen cuenta con profesorado de primer nivel y con programas de estudio que imparten "artistas en residencia" escogidos entre los más afamados del mundo [...].
Entre 1968 y 1984 Goeritz fue invitado como artista en residencia varias veces, tiempo en el que realizó para Arco diversas obras. Una de las obsesiones del arquitecto alemán-mexicano era la integración del arte a la arquitectura, problema del que habló y escribió en innumerables ocasiones.
[...]
Para la construcción de su edificio en Los Angeles, California, Arco le recomienda decorar el lobby de la enorme torre de oficinas lo que le permite volver a poner en práctica su obsesión por la obra de arte integrada a la arquitectura, de manera distinta al muralismo que vendría a ser un añadido decorativo a la obra arquitectónica (la mayoría de las veces construida antes de que el mural fuese siquiera concebido).
[...]
Para el edificio de Los Angeles concibió dos bastidores metálicos cubiertos con lámina de fierro perforada y rota; luego las tapizó con hoja de oro, que transmite una luz verde. Los enormes rectángulos dorados están empotrados sobre los dos muros laterales del cubo de elevadores, forrados de mármol negro.
El oro no sólo simbolizó para Goeritz la riqueza material, que en el caso de Arco es evidente, sino que ese color, además, le sugiere "imágenes del todo y de la nada, que no pretenden tener valor artístico alguno. Tablas o cuadros absolutos e infinitos, cuyos reflejos evocan un misticismo desconocido y moderno"*.» (Schmilchuk, 1994: 195-196). 

* Cita tomada de ZÚÑIGA, Olivia (1963). Mathias Goeritz, pp 44.

SCHMILCHUK, Graciela. (1994), "Escultura arquitectónica, monumental y ambiental". En VV.AA. (1994). México en el mundo de las colecciones de arte. México: Secretaría de Relaciones Exteriores, UNAM, CONACULTA. pp. 177-240.

Comentarios

Entradas populares